Drácula es uno de los personajes más icónicos de la literatura de terror, creado por el escritor irlandés Bram Stoker. Apareció por primera vez en la novela homónima de 1897, que estableció muchas de las características modernas de los vampiros. La historia gira en torno al Conde Drácula, un vampiro de Transilvania que viaja a Inglaterra para expandir su poder y propagar su maldición. La novela se cuenta a través de cartas, diarios y recortes de periódicos, lo que le da una atmósfera particular.
El personaje de Drácula está inspirado en leyendas y figuras históricas, como Vlad III (Vlad el Empalador), un príncipe de Valaquia conocido por su crueldad en el siglo XV. Vlad se usó como referencia para crear el trasfondo de Drácula como un noble transilvano.
Drácula es retratado como un ser inmortal que puede transformarse en diferentes criaturas, como murciélagos y lobos, y tiene habilidades sobrenaturales, incluyendo la hipnosis y la fuerza sobrehumana. Sin embargo, tiene debilidades, como la luz del sol, el ajo, las estacas de madera y los crucifijos.
Además de la novela original, el personaje ha sido adaptado en múltiples medios: películas, series, obras de teatro y cómics. Una de las representaciones más icónicas es la del actor **Bela Lugosi** en la película de 1931, que popularizó la imagen del vampiro aristocrático con capa y acento europeo.
Drácula no solo es un símbolo del miedo y lo sobrenatural, sino que también ha sido interpretado como una metáfora para explorar temas como la sexualidad, el poder, la inmortalidad y la lucha entre el bien y el mal.