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Aguascalientes de México

EL GIGANTE DE PIEDRA - LA LEYENDA DEL CERRO DEL MUERTO

Hace muchos años, cuando los chichimecas habitaban la región de Aguascalientes, había un guerrero valiente y noble llamado Tlaloc, que era el líder de su tribu. Tlaloc amaba a una joven llamada Xóchitl, que era la hija del sacerdote del sol. Ellos se querían con todo su corazón y esperaban casarse pronto.

Pero un día, llegaron al territorio unos invasores provenientes del sur, que venían con armas de metal y caballos. Eran los españoles, que buscaban conquistar y someter a los pueblos indígenas. Los chichimecas se resistieron con valor, pero eran superados en número y en fuerza. Tlaloc se enfrentó a los enemigos con su arco y su lanza, pero recibió una herida mortal en el pecho. Xóchitl lo vio caer y corrió a su lado, abrazándolo con desesperación.

- No me dejes, Tlaloc, por favor. Te amo más que a nada en este mundo. - le dijo ella, llorando.

- Yo también te amo, Xóchitl. Pero no puedo seguir viviendo. Mi sangre se derrama y mi alma se va. - le respondió él, con voz débil.

- Entonces, yo me iré contigo. No quiero vivir sin ti. - dijo ella, tomando un cuchillo de piedra y clavándoselo en el corazón.

Los dos amantes murieron abrazados, mientras los españoles seguían avanzando y arrasando con todo. El sacerdote del sol, que había presenciado la escena, se llenó de dolor y de ira. Invocó al dios del fuego, al dios del agua, al dios del viento y al dios de la tierra, y les pidió que castigaran a los invasores y que protegieran a su pueblo.

Los dioses escucharon su súplica y decidieron intervenir. El dios del fuego envió rayos y truenos que incendiaron las tiendas y las armas de los españoles. El dios del agua hizo que el río se desbordara y arrastrara a muchos de ellos. El dios del viento sopló con fuerza y levantó una tormenta de polvo que cegó y asfixió a los demás. Y el dios de la tierra hizo que la montaña más alta se moviera y se transformara en la figura de un gigante de piedra.

El gigante de piedra era Tlaloc, que había sido resucitado por los dioses para defender a su pueblo. Con sus manos aplastó a los españoles que quedaban y con sus pies pisoteó a los caballos. Luego, tomó el cuerpo de Xóchitl y lo colocó sobre su pecho, como si fuera un collar. Y así se quedó, inmóvil, mirando al horizonte, esperando el día en que su amada también reviviera.

Desde entonces, el gigante de piedra se conoce como el Cerro del Muerto, y es el guardián de Aguascalientes. Se dice que cuando hay algún peligro o alguna tragedia, el cerro se mueve y emite un rugido que se escucha en toda la ciudad. Y que cuando llegue el fin del mundo, el cerro se levantará y caminará, llevando a Xóchitl con él, hacia el sol, donde vivirán felices por siempre.


Por Andrés Vancook

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