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  • Aguascalientes de México

EL ICÓNICO JUEGO DE PELOTA DE LA CULTURA MAYA

El juego de pelota de los mayas, conocido como *pitz* en lengua maya, es uno de los aspectos más fascinantes de la cultura mesoamericana. Este juego, que tiene raíces profundas en la historia de la región, era mucho más que un simple deporte; tenía connotaciones religiosas, políticas y sociales.


Descripción del juego

El juego se jugaba en una cancha específica, conocida como *tlachtli* en náhuatl (idioma de los aztecas) y *pok-ta-pok* en otros contextos mayas. Estas canchas solían tener forma de doble "T" y estaban delimitadas por paredes inclinadas en las que a veces se colocaban anillos de piedra a gran altura. El objetivo del juego variaba según la región y la época, pero en general consistía en mantener una pelota en movimiento, sin que tocara el suelo, usando principalmente las caderas, los codos y las rodillas. El balón, hecho de caucho sólido, era pesado y peligroso, lo que hacía del juego una actividad arriesgada.


Significado cultural y religioso

El juego de pelota no era solo un deporte; tenía una gran carga simbólica. Se cree que representaba la lucha entre el día y la noche, o entre los dioses del inframundo y los dioses del cielo. Los mayas consideraban que el juego era una representación del ciclo cósmico y de la lucha entre el bien y el mal. En algunos casos, se ofrecían sacrificios humanos al final del juego, a menudo involucrando a los jugadores. Hay un debate sobre si los sacrificados eran los perdedores o los ganadores, ya que el sacrificio podía ser considerado un gran honor.


Aspecto arquitectónico

Las canchas de pelota eran estructuras impresionantes, y muchas de ellas han sobrevivido hasta hoy en ruinas arqueológicas como Chichén Itzá y Copán. En Chichén Itzá, la cancha de pelota es una de las más grandes y mejor conservadas, con anillos de piedra tallados con intrincados diseños.


Influencia y legado

El juego de pelota no era exclusivo de los mayas; de hecho, era practicado en toda Mesoamérica, desde los olmecas hasta los aztecas. Sin embargo, los mayas lo llevaron a un nivel alto de complejidad y simbolismo. Hoy en día, se sigue practicando en algunas comunidades, aunque de una forma más moderna y con reglas adaptadas.


Este juego es un testimonio de la sofisticación de las civilizaciones mesoamericanas y su profunda conexión con el cosmos y la espiritualidad.

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