Es un monumento impresionante y conmovedor que se divisa desde lejos y que asombra al acercarse en coche. A primera vista parece un castillo, pero en realidad es una abadía situada en lo alto de un islote rocoso que queda completamente aislado cuando sube la marea (sí, el agua cubre todos los accesos para el público y los vehículos). Su origen se remonta a un santuario construido a principios del siglo VIII en el lugar donde se cree que el arcángel San Miguel apareció tres veces.
Aguascalientes de México