En el verano de 1952, a la edad de 6 años, Paul contrajo poliomielitis, una enfermedad devastadora. Su familia lo llevó rápidamente al hospital, donde un médico les dijo que no había esperanza para él. Sin embargo, otro médico intervino y realizó una cirugía de emergencia que salvó sus pulmones, a pesar de que su cuerpo quedó paralizado.
Tres días después, Paul despertó en un pulmón de hierro, que le ayudaba a respirar. Aunque no podía moverse ni hablar, estaba vivo y decidido a enfrentar los desafíos que le esperaban. A pesar de su condición, se dedicó a estudiar y, contra todo pronóstico, logró convertirse en abogado.
La historia de Paul es un testimonio de determinación y perseverancia. A lo largo de su vida, ha enfrentado desafíos inimaginables, viviendo en la máquina que le ha permitido respirar. A pesar de las dificultades, ha encontrado una manera de seguir adelante y aprovechar al máximo su vida.
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