El Diamante de la Esperanza es una joya muy famosa y costosa, pero también se dice que está maldita. Se confirmó que es el Bleu de France, un diamante azul que perteneció a Luis XIV en 1668. A pesar de haber perdido algo de brillo debido a un corte brusco, sigue siendo una piedra de 45,52 quilates. Ha pasado por las manos de muchos coleccionistas y joyeros, desde Marie Antoinette hasta Harry Wilson y Pierre Cartier. Se dice que la piedra ha traído desgracia a sus dueños, con sucesos como locura, suicidio, ahogamiento, accidentes de coche y quiebra. Por esta razón, su último dueño decidió regalarlo al Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano de Washington. El joyero Harry Winston donó la gema en 1958, enviándola en un sobre kraft a la institución. La joya sigue en exposición y está asegurada por 216 millones de euros.
