LA LEYENDA DE LA CASA DE LAS FLORES

En el centro de Oaxaca, en una antigua y angosta calle empedrada, se encuentra la famosa Calle de las Flores. Hace muchos años, en la época colonial, vivía en esa calle una joven llamada María. María era conocida por su belleza y por el aroma de las flores que siempre llevaba en el cabello. Era querida en su vecindario, y su risa resonaba en toda la calle. Sin embargo, María estaba enamorada en secreto de un hombre llamado Don Juan, un noble que tenía fama de mujeriego y de romper corazones.

Don Juan se fijó en María y comenzó a cortejarla con promesas de amor eterno y riquezas. María, completamente enamorada, entregó su corazón al hombre, creyendo en su sinceridad. Pero cuando Don Juan se cansó de ella, la abandonó sin remordimientos, dejándola sola y destrozada. La tristeza de María se transformó en locura, y una noche de luna llena fue vista caminando por la calle, susurrando palabras de desconsuelo y dolor mientras dejaba un rastro de flores secas.

Días después, el cuerpo sin vida de María fue hallado en su pequeña casa; había muerto de pena. La gente la lloró, y la calle comenzó a llenarse de flores como tributo a su memoria. Sin embargo, no mucho después, comenzaron a ocurrir cosas extrañas. Los vecinos afirmaban ver el espíritu de María deambulando en la noche, con sus largos cabellos cubiertos de flores marchitas, llorando en busca de consuelo. Muchos aseguran que, si pasas por la calle a medianoche, puedes oír un suave susurro y percibir un olor dulzón a flores marchitas.

Los habitantes dicen que, si caminas por la calle de las Flores en una noche de luna llena, verás a una figura espectral y hermosa, que se desvanece lentamente. Los ancianos advierten a los enamorados que no dejen promesas sin cumplir, pues el espíritu de María podría tomar venganza en aquellos que juegan con los corazones.

Esta leyenda sigue viva en Oaxaca y es una de las historias menos conocidas, pero llena de misterio y tristeza, que los habitantes susurran en noches frías.