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LA NIÑA DEL COLUMPIO DEL JARDÍN DE PRIMAVERA

  • Foto del escritor: Aguascalientes de México
    Aguascalientes de México
  • 22 oct
  • 2 Min. de lectura
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En el Jardín de Primavera, un rincón aparentemente tranquilo en Aguascalientes, se cuenta una historia que los vecinos prefieren no recordar… y que pocos se atreven a repetir al caer la noche.

Todo ocurrió una tarde soleada, cuando una niña jugaba alegremente con su muñeca en el parque, justo en el área de los columpios. Su madre charlaba con las vecinas, riendo, sin imaginar que esos serían los últimos momentos de calma que viviría junto a su hija. Estaban esperando al padre de la niña, quien regresaba del trabajo conduciendo su coche… pero venía alcoholizado.

Apenas pasó por la calle que conduce al jardín, los frenos del vehículo fallaron. Intentó detenerse, pero el auto se descontroló y terminó impactando con fuerza contra el jardín, justo donde su pequeña jugaba. El golpe fue devastador. La niña perdió la vida al instante.

La madre, al escuchar el estruendo, corrió desesperada hacia el columpio. Solo encontró la muñeca rota en el suelo y el asiento del columpio que se movía lentamente, chirriando entre las ráfagas del viento. Desde aquel día, dicen, ese columpio nunca dejó de moverse.

Los vecinos del Jardín de Primavera cuentan que, por las noches, cuando el viento está quieto, puede verse una silueta infantil balanceándose suavemente. Algunos afirman escuchar una risa leve, casi como un suspiro, que se mezcla con el crujido del columpio oxidado. Otros han visto una pequeña figura con un vestido claro y trenzas, abrazando una muñeca, mirándolos en silencio antes de desvanecerse entre las sombras.

Quienes viven cerca aseguran que el alma de la niña nunca se fue del jardín. Que aún espera a su padre, jugando sola en el mismo sitio donde perdió la vida. Incluso dicen que, aunque las autoridades han intentado retirar los juegos en varias ocasiones, el columpio siempre vuelve a aparecer, como si algo —o alguien— se negara a dejarlo ir.

Así que si alguna noche pasas por el Jardín de Primavera y ves moverse ese columpio, no te acerques demasiado. Tal vez no sea el viento. Tal vez sea la niña que sigue jugando con su muñeca, esperando que su papá por fin llegue a casa.

 
 
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