LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y EL NACIMIENTO DEL DEPORTE MODERNO

Durante el Porfiriato, la llegada de trabajadores extranjeros —principalmente vinculados al ferrocarril y a las minas— abrió la puerta a nuevas prácticas deportivas en México. Gracias a ellos surgieron los primeros clubes y espacios dedicados al ejercicio físico, impulsando una visión más moderna del cuerpo. En aquel tiempo, los higienistas promovían la idea de que fortalecer el cuerpo significaba alcanzar una especie de “libertad” física, indispensable para formar individuos más saludables y resistentes.

Este cambio también impactó a las mujeres, quienes poco a poco tuvieron que dejar atrás los pesados vestidos y corsés que limitaban el movimiento y afectaban la salud, para integrarse a una vida más activa.

Con el estallido de la Revolución Mexicana, las élites y diversos sectores del Estado vieron en el deporte una herramienta para formar ciudadanos fuertes, disciplinados y aptos para el trabajo. Los desfiles deportivos se convirtieron entonces en una representación simbólica del “hombre sano y vigoroso”, alineado con la idea de higiene y bienestar que se buscaba promover en la sociedad bajo el ideal: mente sana, cuerpo sano.