Las abejas tienen un aguijón afilado que se asemeja a la punta de una flecha. Cuando pican a un ser humano o a un animal, el aguijón se clava en la piel y no puede ser retirado, quedando incrustado en la "víctima". Al intentar volar de nuevo, parte del intestino de las abejas se desprende, lo que finalmente resulta en su muerte debido a esta mutilación. Aunque el ataque puede causar daño a la víctima, le cuesta la vida a la abeja. La abeja actúa por instinto; picar es su última opción frente a una amenaza. Con los humanos sucede algo similar, aunque estos tienen la capacidad de decidir. Hay personas que pasan su vida atacando a otros mediante chismes, intrigas, y destilando odio y rencor. Aunque puedan causar molestias momentáneas a su "víctima", siempre terminan siendo víctimas de su propia maldad.
Aguascalientes de México