top of page

La Leyenda del Estacionamiento Subterráneo del Parian

  • Foto del escritor: Aguascalientes de México
    Aguascalientes de México
  • 28 may 2023
  • 5 Min. de lectura

La Noche de los Desaparecidos" Hace décadas, en la tranquila ciudad de Aguascalientes, se alzaba el Parian, un popular centro de entretenimiento y reunión de lugareños y visitantes.


En las profundidades de este bullicioso lugar, se ocultaba un oscuro secreto: un estacionamiento subterráneo que guardaba una leyenda tenebrosa. El estacionamiento, construido en los cimientos de lo que alguna vez fue un antiguo cementerio, había sido testigo de misteriosos sucesos desde su creación. Se decía que, cada noche, un velador solitario descendía a las profundidades para custodiar el lugar. Sin embargo, un fatídico día, el velador desapareció sin dejar rastro.


A partir de aquel momento, los rumores se propagaron por la ciudad. Los valientes aseguraban haber escuchado lamentos provenientes del subsuelo, susurros de almas perdidas y sombras que se movían furtivamente. Algunos afirmaban haber visto al velador vagando como un espectro por los pasillos del estacionamiento, buscando incansablemente algo que había perdido. Un grupo de amigos, atraídos por la emoción y el misterio que rodeaba la leyenda, decidió adentrarse en el estacionamiento subterráneo una noche oscura y sin luna. Armados con linternas y corazones llenos de valentía, se adentraron en el subsuelo número 3, el más profundo y ominoso del lugar. Mientras caminaban por los angostos pasillos, la atmósfera se volvía cada vez más opresiva. Los murmullos y susurros se intensificaban, y los amigos comenzaron a sentir una presencia oscura que los acechaba.


Cada paso que daban, el ambiente se volvía más tenso y el aire se cargaba de un palpable terror. De repente, una puerta oxidada se abrió frente a ellos. El grupo, impulsado por la curiosidad y una dosis de imprudencia, decidió adentrarse aún más en el misterio. Al cruzar el umbral, se encontraron con una sala olvidada, cubierta de polvo y vestigios del pasado. En el centro de la habitación, una vieja fotografía mostraba al velador, sonriendo enigmáticamente. En ese momento, el estacionamiento se convirtió en un laberinto siniestro. Las puertas se cerraron bruscamente detrás de los amigos, atrapándolos en un juego macabro. Sin embargo, la fotografía del velador los guiaba hacia una salida secreta. Con los minutos contados y el corazón latiendo con furia, lograron escapar de las garras del estacionamiento maldito. Al emerger del subsuelo, los amigos se encontraron en una plaza desierta, envuelta en un silencio sepulcral. Se dieron cuenta de que el estacionamiento subterráneo del Parian había desaparecido por completo, como si nunca hubiera existido. Desde aquel día, nadie volvió a saber del grupo de amigos ni del estacionamiento subterráneo del Parian.


La ciudad de Aguascalientes quedó perpleja por la misteriosa desaparición del grupo de amigos y del estacionamiento subterráneo del Parian. La leyenda del lugar se convirtió en un tema recurrente entre los habitantes, alimentando la curiosidad y el temor en igual medida. A medida que pasaban los años, nuevos rumores surgieron sobre el destino de los valientes exploradores. Algunos aseguraban haberlos visto convertidos en sombras errantes, condenados a vagar eternamente en busca de la salida que nunca encontrarían. Otros afirmaban haber escuchado sus voces susurrando en los vientos nocturnos, advirtiendo a los desprevenidos sobre los peligros ocultos del Parian. La leyenda cobró vida propia, convirtiéndose en una historia cautivadora que se transmitía de generación en generación. La gente evitaba el lugar y las autoridades locales optaron por sellar los accesos al estacionamiento subterráneo, dejando que el misterio descansara en lo más profundo de la ciudad.


Sin embargo, un día, un arquitecto local llamado Eduardo descubrió antiguos planos que revelaban la existencia de pasadizos secretos bajo el Parian. Fascinado por la historia y ansioso por desentrañar el enigma, decidió emprender su propia investigación. Con la ayuda de expertos en historia y arqueología, Eduardo logró abrir los sellados accesos al estacionamiento subterráneo. Adentrándose con cautela, siguió los pasos del grupo desaparecido décadas atrás. Cada pasillo oscuro y cada habitación abandonada parecían cobrar vida ante sus ojos, recordándole la historia de terror que allí se había desarrollado. Finalmente, Eduardo llegó a la sala olvidada donde había sido hallada la fotografía del velador. Al estudiar detenidamente la imagen, notó algo que había pasado desapercibido durante décadas. Detrás de la sonrisa enigmática del velador, había una inscripción casi invisible que decía: "La salida está en la reflexión de la luz". Eduardo comprendió que la clave para desentrañar el misterio radicaba en la luz. Armado con linternas especiales, proyectó los haces de luz sobre las paredes y el suelo de la sala. Mágicamente, un patrón de sombras se formó, revelando un pasadizo oculto detrás de una de las paredes. Intrigado y lleno de emoción, Eduardo se adentró en el pasadizo, guiado por una luz desconocida que parecía emanar de lo profundo. A medida que avanzaba, el ambiente se volvía más opresivo, y las voces de los amigos desaparecidos resonaban en sus oídos. Sabía que estaba cerca de descubrir la verdad.


Finalmente, Eduardo emergió en una vasta cámara subterránea, iluminada por una misteriosa fuente de luz. Allí, encontró a los amigos perdidos décadas atrás, convertidos en seres etéreos que se habían fusionado con las almas de los veladores anteriores. Su propósito era proteger el tesoro escondido en el corazón del estacionamiento subterráneo. Los amigos, atrapados en un estado entre la vida y la muerte, explicaron a Eduardo que el verdadero propósito de su búsqueda había sido proteger un antiguo artefacto de poder incalculable. Este artefacto, conocido como "El Orbe de Luz", poseía la capacidad de otorgar deseos a quien lo poseyera, pero también estaba cargado de una energía oscura y peligrosa. Eduardo, intrigado y cautivado por la historia, decidió tomar el control de la situación. Sabía que el poder del Orbe de Luz no debía caer en manos equivocadas, pero también comprendió que los amigos necesitaban ser liberados de su existencia atormentada. Reuniendo su coraje y determinación, Eduardo se acercó al Orbe de Luz y pronunció palabras antiguas que había descubierto en sus investigaciones. La gema brilló intensamente y liberó una poderosa ráfaga de energía, liberando a los amigos de su prisión espectral. En ese instante, el estacionamiento subterráneo comenzó a temblar y a desmoronarse. Eduardo y los amigos se apresuraron a escapar, corriendo hacia la salida mientras el lugar se desvanecía en una nube de polvo y ruinas.


Al fin, emergieron a la superficie, agotados pero aliviados. A partir de ese día, el estacionamiento subterráneo del Parian desapareció por completo, sepultado bajo las capas del tiempo y el olvido. Eduardo, con el conocimiento adquirido y la valiosa experiencia vivida, decidió dedicarse a proteger los secretos y misterios que yacen ocultos en la ciudad de Aguascalientes. La leyenda del estacionamiento subterráneo del Parian se convirtió en una historia épica que se transmitió de generación en generación. Los habitantes de la ciudad, cautivados por el relato de valentía y redención, aprendieron a respetar los límites impuestos por el pasado y a honrar la memoria de aquellos que habían sacrificado su existencia por un bien mayor. Y así, la leyenda continúa susurrándose entre los callejones de Aguascalientes, recordándonos que los misterios más oscuros pueden revelar la luz más brillante si se enfrentan con valentía y sabiduría. Aguascalientes de Mexico


 
 
portada 444.jpg
bottom of page